Actualizada el martes 2/SEP/14 (Segunda entrega)

Preparación del apóstol

Llenarse de Dios. 

Nadie puede dar lo que no tiene, por eso el apóstol, para dar a Dios a las gentes, primero debe llenarse de Dios, es decir, llenarse de gracia, viviendo los mandamientos. Porque ¿qué clase de maestro sería quien enseñara una doctrina pero él mismo no la viviera? Tendría muy poca influencia sobre sus alumnos. Así también el apóstol que no vive en gracia de Dios, no puede hacer mella en las almas.

Por eso el Papa Francisco ha dicho últimamente que para no ser un cristiano “aguado”, o un apóstol aguado, es necesario leer más el Evangelio, participar con atención y piedad en la Misa dominical, y hacer ejercicios espirituales, es decir, tener un tiempo de retiro para forjarse en la vida interior, ya que la boca del apóstol hablará de lo que éste tiene en su corazón, y es por ello que debe impregnarse de Dios, de la doctrina católica, venciéndose a sí mismo con  ayuda de la oración y la penitencia.

No pensemos que ser apóstol es fácil. Ser un verdadero apóstol de Jesucristo no es nada fácil, porque se trata de vivir imitando a Cristo para que otros nos vean vivir así, y quieran imitar al Señor.

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