PortadaActualizado el martes 29/JUL/14

¿Cómo vencer al demonio?

Con la humildad. 

El pecado del demonio es la soberbia, y por lo tanto para vencerlo es necesario actuar y ser diametralmente opuesto a lo que él es, es decir que tenemos que ser humildes, y así venceremos al Maligno.

Quien es humilde se sabrá débil y necesitado de la ayuda de Dios, y por eso rezará, y por eso desconfiará de sí mismo, y esto traerá un mar de gracias y dones al alma, que la harán inexpugnable a los asaltos desenfrenados del enemigo.

María, que es la eterna Vencedora del demonio, es la Criatura más humilde después de Dios. Sin embargo no hay en el universo criatura más excelente que Ella.

Aprendamos, entonces, de la Virgen, y seamos humildes, para poder también nosotros aplastar la cabeza de la serpiente infernal.

Satanás odia a los humildes, y ante la humillación de un alma, huye despavorido.

Nunca meditaremos suficiente la nada que somos, y eso es bueno para mantener alejado a Satanás, que se cree igual, e incluso superior, a Dios.

Nunca bajaremos demasiado en nuestra apreciación, porque como ha dicho Santa Teresita del Niño Jesús, somos “nada, más pecado”, y en nosotros no hay nada bueno, sino maldad. Y lo bueno que podemos hallar en nosotros lo hemos recibido de Dios, es suyo.

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