Desde toda eternidad. 

Desde toda eternidad Dios ha proyectado nuestra vida, con sus avatares y sucesos, y ha dispuesto su Providencia amorosísima distintos recursos para ayudarnos a lo largo de los días de nuestra existencia. Pero estos recursos o ayudas, Dios no las suele dar sin que nosotros se las pidamos en la oración. Por eso una gran ayuda en nuestro camino es la oración, porque al rezar no sólo que obtenemos los auxilios que Dios ya nos tiene preparados, sino que consolamos también nuestro corazón, y tomamos fuerzas para continuar en el camino de la vida, haciendo frente a las vicisitudes que nos tocan vivir, de modo que no nos salgamos del recto sendero.

De manera que quien quiere recibir ayudas en el camino, tiene que rezar. En primer lugar rezar para recibir las ayudas de Dios. Y en segundo lugar rezar para saber aprovechar esas ayudas.

Pero es que además con nuestra oración no sólo obtenemos ayudas para nosotros, sino también para quienes amamos, y para todos. La misma oración es una ayuda en el camino.

Si no rezamos, perderemos esas gracias, dones y ayudas que Dios tenía destinadas para nosotros, e irán a otros; y nosotros quedaremos en la miseria culpable, por no haber rezado.

 

 

 

 

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