PortadaActualizado el sábado 9/AGO/14

El Secreto del Santo Rosario

Los ángeles con nosotros. 

Mientras Santo Domingo predicaba esta devoción en Carcasona, un hereje se dedicó a ridiculizar los milagros y los quince misterios del santo rosario. Impedía así la conversión de los herejes. Dios permitió, para castigo de este impío, que 15.000 demonios se apoderaran de su cuerpo. Sus padres lo condujeron entonces al Santo para que lo librara de los espíritus malignos. Púsose Santo Domingo en oración y exhortó a la multitud a rezar con él en alta voz el rosario. Y he aquí que a cada avemaría, la Santísima Virgen hacía salir cien demonios del cuerpo del hereje en forma de carbones encendidos. Una vez liberado, el hereje abjuró de sus errores, se convirtió e hizo inscribir en la Cofradía del Rosario, con muchos otros correligionarios suyos, conmovidos ante este castigo y la fuerza del rosario. 

(De “El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”, de San Luis M. Grignion de Montfort) 

Comentario: 

Si quien atacaba los misterios del Rosario fue poseído por 15.000 demonios, es de esperar que quienes amamos el Rosario y predicamos y propagamos esta devoción, estaremos asistidos por los Santos Ángeles de Dios.

Por eso no dejemos de rezar y de hacer rezar el Santo Rosario, pues de esta devoción vienen todas las gracias para el mundo, para nuestras familias y para nosotros mismos.

Si alguno necesita alguna cosa, sea la que fuere, que rece el Rosario, y bien pronto obtendrá lo que pide, como lo promete la Santísima Virgen misma.

Si el mundo comenzará a rezar el Rosario, ¡qué pronto veríamos un cambio radical en todo el orbe!

La Virgen sabe muy bien el valor que tiene el rezo del Rosario, y es por eso que lo pide insistentemente en todas sus apariciones.

Hagamos caso a María y comencemos a rezar el Rosario, al menos los 5 misterios del día, para luego alcanzar, con la ayuda de Dios, a rezar cada día los 20 misterios.

No hay ocupación más grata a Dios y a la Virgen, después de la Santa Misa, que el rezo del Santo Rosario.

Si somos pobres, espiritual o materialmente, recemos el Rosario y bien pronto saldremos de la miseria.

Dios y María nos quieren otorgar gracias inimaginables, pero Ellos han condicionado el dárnoslas, a que se las pidamos mediante el Rosario.

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