miércoles 26/NOV/25
Lc 21, 12-19.
Esperanza.
Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo. Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.
Reflexión:
La Iglesia nació en medio de persecuciones y al final de los tiempos será perseguida más encarnizadamente. Pero no hay que desmayar pues la Iglesia sale siempre fortalecida y renovada de las persecuciones. Éstas serán tan graves que hasta los mismos parientes más cercanos entregarán a los cristianos. Ya vemos que el mundo cada vez más se aleja de Dios y no quiere ni oír hablar de Cristo; esto se irá recrudeciendo hasta que estalle la persecución abierta. Pero debemos tener perseverancia ya que el Señor nos cuidará especialmente.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de aprovechar este tiempo de vida que tenemos para profundizar en nuestra fe y aumentar nuestra confianza en Dios y en Ella.
Jesús, María os amo, salvad las almas.
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