Actualizada el jueves 31/OCT/13 (Tercera entrega)

 

Secretos para bien morir

No estamos preparados.

Hay que reconocer que los hombres no estamos preparados para la muerte; ni para nuestra propia muerte, ni para la muerte de nuestros seres queridos, pues Dios no ha hecho la muerte, el hombre no había sido creado para morir, sino que la muerte entró en el mundo por causa del pecado, y ahora todos debemos hacer la dura experiencia de morir, para la cual no nos hallamos preparados.

Por eso, ya que la muerte vendrá sobre nosotros, es bueno que meditemos en ella todos los días, pues es lo más seguro que sabemos: que un día moriremos.

Siendo esto así, y sabiendo que del momento de la muerte depende que vayamos al Cielo o al Infierno, es entonces que tenemos que hacer el propósito de aprovechar la vida sobre la tierra, para bien morir, pues de dicho momento dependerá nuestro destino eterno.

La muerte para nosotros es un misterio, entonces acudamos a Jesús y a los santos, que ya han pasado por esa experiencia y nos pueden ayudar a bien morir, y en especial San José, que según la tradición murió entre los brazos de Jesús y de María.

Y debemos saber que con la muerte corporal no termina todo, sino que en realidad todo comienza realmente, pues no es el fin, sino el principio de la vida bienaventurada en el Paraíso, o de la tremenda pesadilla del Infierno.

Jesús no puede abolir la muerte, y todos tendremos que morir; pero Él sabe hacer dulce y agradable la muerte a quien se confía a su Sagrado Corazón.

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