PortadaActualizado el domingo 2/OCT/16

Castidad

Lujuria y crimen. 

Lujuria y crimen van siempre juntos. Ejemplo de ello lo tenemos claramente en el Santo Evangelio, en el pasaje donde se narra que Herodes, un lujurioso, manda matar a San Juan Bautista, cortándole la cabeza, por deseos de Herodías, una lujuriosa también como su hija, también llamada Herodías.

Es siempre así: la lujuria genera muerte, tanto del alma como de los cuerpos. Porque el hombre que desea a la mujer desordenadamente, es capaz de cometer las más  graves atrocidades, incluso llegar al crimen para poseer lo que quiere.

También en el aborto se une lujuria con crimen y crueldad, porque no se ha sabido guardar la castidad y se ha preferido pecar de impureza, y luego se quiere matar al inocente, que es el niño que se está gestando en el vientre.

No es casualidad que el demonio intente llevar a toda la humanidad por el camino de la impureza y la lujuria, pues sabe que los pecados que más almas llevan a su Infierno son los pecados de la carne. Y los pecados de la carne, a su vez, llevan a los hombres a cometer los más horribles y despiadados crímenes.

La lujuria siempre está en el origen de todas las desgracias que provocan los gobernantes, que por hambre de carne, llevan a sus gobernados a la maldad.

No seamos lujuriosos, porque si no, pronto seremos también asesinos.

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