Actualizado el lunes 26/ENE/15

Quiero cambiar

Deseo. 

El deseo de cambiar, de convertirnos, debe ser como el motor que nos impulse a poner los medios de nuestra parte, para cambiar realmente. Pero no esperemos cambiar de la noche a la mañana, porque si bien hay conversiones radicales, quizás nosotros tengamos por el momento sólo el deseo de cambiar. Por algo se empieza, y el buen deseo debe ser como el motor que nos empuja a ser mejores cada día, a cada momento, porque la conversión no es un proceso de un momento, sino es algo que dura toda la vida.

Si bien dicen que el camino al Infierno está sembrado de buenos propósitos, dando a entender con ello que muchos de los que ahora padecen las penas eternas, en vida hicieron muchos buenos propósitos y promesas de cambiar, pero no los cumplieron; también es cierto que si no formulamos nunca los propósitos de ser mejores y santos, nunca lo seremos.

Así que aprovechemos cada nuevo año que comienza, cada mes, cada semana, cada día que empieza y propongámonos de ser mejores, de convertirnos más a Dios, de ser santos. Y aunque nos parezca que en lugar de avanzar, retrocedemos, por lo menos que el deseo quede intacto y siempre sea el norte que nos marque el rumbo.

Recordemos que si tenemos el deseo de ser buenos, de ser santos, no es un deseo que nos ha brotado porque sí, sino que es Dios quien lo ha puesto en nuestro corazón. Y si Dios nos pone algo en el corazón y en la mente, es porque quiere ayudarnos a alcanzarlo, y es posible alcanzarlo. Dios no juega con nosotros ni con nuestros sentimientos.

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