miércoles 11/JUN/25
Mt 10, 7-13.
San Bernabé, apóstol.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes”.
Reflexión:
Hoy la Iglesia hace memoria de San Bernabé, apóstol. Y es un buen momento para preguntarnos cómo anda nuestro apostolado. No hace falta ser sacerdote o misionero para ser apóstoles, sino que como simples seglares podemos tratar de conquistar el mundo para Cristo. Tal vez no tengamos grandes oportunidades o misiones, pero siempre está al alcance de nuestra mano el hacer apostolados menudos como visitar un enfermo, regalar un rosario, medalla o estampa, tratar de poner buena cara a todos, ser mansos como Jesús, y, lo que más importa: amar a Dios con toda el alma y hacerlo todo por amor a Él.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de ser almas apostólicas en todos lados, tanto en la iglesia, como en la calle, en el trabajo, en el estudio. Y recordemos que el alma de todo apostolado es la oración frente a Jesús Sacramentado.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
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