Evangelio del día

viernes 5/SEP/25 

Lc 5, 33-39. 

El amor. 

Los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”. Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”. Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a éste no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. El vino nuevo se pone en odres nuevos. Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: el añejo es mejor”. 

Reflexión: 

Jesús ha venido a traer el vino nuevo del amor. Porque la vida cristiana no se trata tanto de hacer penitencia o de cumplir ciertas cosas, sino más bien se trata de amar. ¿No acaso son los dos mandamientos principales el amor a Dios y al prójimo? Y sin embargo muchas veces nos quedamos en las prácticas exteriores y nos olvidamos del corazón que deben tener estas prácticas, que es el amor.

Todas nuestras obras de piedad, nuestras oraciones  y penitencias, deben llevarnos al amor, y tienen que ser hechas con amor y por amor, porque el amor es el motor del cristiano, y si no hacemos así, entonces no estamos en el camino correcto.

El vino nuevo que ha venido a traer Nuestro Señor es el vino del amor, que embriaga a los hijos de Dios y los hace amar con locura a Dios y a los hermanos. Entonces todo lo que se haga, será bueno, porque ya lo ha dicho San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”, porque el amor nos hace hacer todo lo bueno y así conquistamos el Corazón de Dios.

Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de comprender que no se necesita saber mucho, ni hacer mucho, para agradar a Dios, sino que para agradarle se requiere amar mucho.

Jesús, María os amo, salvad las almas.

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