Actualizado el martes 1/AGO/23

Mensaje de conversión

La actualidad. 

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Hijos míos, hijos de todo el mundo. Dejadme entrar en vuestros corazones y un gran cambio se producirá en vosotros.

Soy por muchos incomprendida, más eso no hace que la noche domine al día; mantendré mi Luz, y el dominio del enemigo, se verá aplastado por la fuerza de Jesucristo.

Reinará por siempre su magnífica claridad.

Gloria al Altísimo. 

Leed: Apocalipsis C. 22, V. 11- 12 

     11 Que el pecador siga pecando, y el que está manchado se manche más aún; que el hombre justo siga practicando la justicia, y el santo siga santificándose.

     12 Pronto regresaré trayendo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras.

(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás) 

Comentario: 

Estas palabras del Apocalipsis que María nos manda leer, son más actuales que nunca, porque la humanidad se va dividiendo cada vez más. Los que tratan de ser santos, ascienden, y los que quieren pecar, se hunden cada vez más en el pecado, llegando a aberraciones tan graves que los buenos no pueden ni siquiera imaginar.

Si bien siempre ante Cristo hay que tomar partido y no hay zonas neutras, pues se está con Él o contra Él; ahora esto se hace cada vez más evidente, y la parte buena de la humanidad, asciende cada vez más, y la otra parte absorbe cada vez más a Satanás. Así se irá llegando progresivamente a un límite más allá del cual no se podrá pasar y Jesús volverá a la tierra, a pagar a cada uno según sus obras.

¿Pero quién piensa hoy en que sus acciones son vistas por Dios, y que Él las llevará a juicio? Casi nadie, y muchos están siendo conducidos por el demonio a la total perdición del alma.

Es necesario que nos detengamos a mirar y a razonar, porque los días se suceden unos a otros muy rápidamente y los tiempos se hacen cortos, ya que nos vamos acercando al gran Día del Señor.

¡Ay de los que no escuchen las últimas llamadas del Cielo! Caerán en manos del Maligno, que a través de su hijo de perdición, el Anticristo, dominará a todos los que no hayan querido obedecer a Dios, y a su Madre que tan amorosamente nos viene llamando desde Fátima.

Necesitamos perseverancia, porque sólo quien persevere hasta el fin, se salvará. Pidámosla al Señor, ya que nosotros solos, con nuestras propias fuerzas, no podemos. En cambio, con la ayuda de Dios, lo podemos todo. No dejemos para mañana nuestra conversión, nuestro cambio de vida, nuestra vuelta a Dios, nuestra confesión con un sacerdote, porque el tiempo de los tiempos se acerca, y quien no esté preparado será sorprendido desagradablemente.

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