Actualizado el martes 16/JUL/24

(Sección especialmente dedicada para el Grupo ALMAS REPARADORAS)

Mensaje sobre la reparación

“Deseo perdonar al país de mi Madre” 

Dice Jesús:

–Yo acepto con amor también la sangre derramada en la guerra. Pero la muerte, ofrecida a Mí sin el sacrificio voluntario y sin oración, no es suficiente. Por esto deseo que en cada convento unas cuantas almas se dediquen a la reparación y al ayuno. Sus superiores deberán darles permiso para hacer esto.

Con frecuencia yo hacía una hora de reparación de acuerdo con el deseo de Jesús y me mortificaba. En una ocasión Satanás trató de presionarme para que dejara todo aquello, insinuándome que esta clase de penitencia no le agradaba a Dios. Reconocí al maligno y le dije:

– ¡Continuaré a pesar tuyo!

Entonces el demonio desapareció, y apareció Jesús quien me dijo:

–Lo que el enemigo trató de hacer contigo, tratará de hacerlo con otras almas también y muchas lo escucharán. Cuando las almas consagradas experimenten fatiga, frialdad o miedo, deberán contemplar la cruz o el sagrario. Entonces experimentarán el efecto salvador de la práctica de la penitencia. Yo les daré a sus almas fortaleza, perseverancia, valor, amor y alegría. 

(“La Victoriosa Reina del Mundo” - Sor Magdolna) 

Comentario:   

Sólo la penitencia, acompañada de la oración, tendrá el poder de inclinar la balanza hacia la Misericordia de Dios. Por eso será muy lógico que el demonio haga cualquier cosa con tal de distraer y desviar a quienes quieren realmente hacer penitencia y reparar por los pecados de los hombres, para que la Justicia de Dios sea aplacada y no se derramen castigos tremendos sobre la humanidad.

Una forma de ayuno que al Señor y a su Madre les gusta mucho, es el ayuno a pan y agua, realizado especialmente los viernes, y también quien pueda los miércoles, pues es una práctica recomendada por la misma Santísima Virgen en Medjugorje, prometiendo que con esta arma del ayuno, acompañada del rezo del Rosario, se puede obtener absolutamente todo de Dios, evitar guerras, o detenerlas si ya han comenzado, y también influir sobre las catástrofes climáticas y todo tipo de males futuros.

Es lógico, entonces, que el demonio, con promesas y amenazas, trate de disuadirnos para que no hagamos penitencia, porque sabe muy bien que el mundo tiene salvación si los hombres hicieran más ayunos, mortificaciones y oraciones.

Al menos nosotros, las almas reparadoras, hagamos el esfuerzo de empuñar estas armas de la oración y la penitencia, para rescatar almas del poder del mal, y salvar a nuestras naciones de las garras de Satanás, porque por un puñado de almas que rezan y se sacrifican, el Señor perdona ciudades enteras, regiones y hasta países. Ojalá perdone a nuestro país en atención a nuestras humildes oraciones y sacrificios.

Si desea recibir estos mensajes por email, suscríbase a las Almas reparadoras haciendo CLIC AQUÍ