(Sección especialmente dedicada a los Apóstoles de la Divina Misericordia)

Actualizado el lunes 4/MAR/24

Obras de Misericordia

No despreciar a ninguno. 

A veces hacemos obras de misericordia pero nos falta una cosa: el no despreciar a ninguno, pues a veces miramos de lado a quien no nos cae simpático.

Vayamos más allá de las apariencias y veamos en todos los hermanos a Cristo, que está evidente o escondido en cada uno de ellos.

Ya lo dice el Señor en el Evangelio que si hacemos el bien a quienes nos lo hacen a nosotros, no tenemos mucho mérito. Pero ¡qué gran mérito es ser misericordiosos con todos, sin excepción!

Seamos amorosos con todos, y aunque muchos se burlen de nosotros, contentémonos con que Dios esté dichoso con nuestro comportamiento, porque en definitiva es Dios quien nos va a juzgar al fin de nuestra vida y al fin del mundo.

¿Qué importa que el mundo nos llame tontos o apocados porque hacemos el bien a todos y a ninguno el mal? Ya llegará el momento en que Dios pondrá cada cosa en su lugar. Mientras tanto, nosotros sigamos haciendo el bien a todos, sin desanimarnos y sin esperar nada a cambio, más que el premio de Dios, que sabe premiar generosísimamente a quien le sirve de instrumento a su Misericordia divina.

Jesús, en Vos confío.


Dijo Jesús a Santa Faustina Kowalska: “Si un alma no practica la misericordia de alguna manera, tampoco la alcanzará en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio”.

Recordemos que las obras de misericordia son las siguientes:

Espirituales: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, consolar al triste, corregir al que yerra, perdonar las injurias, sufrir pacientemente los defectos ajenos, orar a Dios por vivos y difuntos.

Corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar a los enfermos, redimir al cautivo, enterrar a los muertos.

Dijo también Jesús: "Hija Mía, necesito sacrificios hechos por amor, porque sólo éstos tienen valor para Mí. Es grande la deuda del mundo contraída Conmigo, la pueden pagar las almas puras con sus sacrificios, practicando la misericordia espiritualmente".

La Misericordia divina es infinita, pero la podemos limitar con nuestra falta de confianza en Dios o nuestra falta de misericordia con el prójimo.

¡Qué menos que un acto de misericordia hacia el prójimo cada día! Sea de obra, palabra o con la oración.

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