Entre peligros.
Ángel Custodio mío, te ruego que protejas mis pasos y me guíes por el camino de la vida, defendiéndome de toda adversidad y maldad, que los demonios y los hombres malvados me ponen a cada paso.
Tú eres el protector puesto a mi lado por Dios mismo, que no quiso dejarme a la deriva, sino que te dio a mí, para que me auxilies en esta travesía que es mi vida sobre la tierra.
¡Cuántas veces habrás intervenido en mi vida, desde mi infancia!
Hoy quiero pedirte encarecidamente que actúes más en mi vida y me indiques el camino que debo tomar. Sugiéreme las decisiones importantes y ayúdame a resolver todos mis problemas, porque sé que tú tienes la inteligencia pura de los espíritus angélicos, y ves más lejos que yo. Además, conoces los designios de Dios sobre mí, y por eso puedes ayudarme a decidir acertadamente.
¡Ten piedad de mí que soy un espíritu unido a una carne! Tú, que no tienes carne, compadécete de mí que la tengo y que a veces no me ayuda en alcanzar la santidad, porque el espíritu está pronto pero la carne es débil.
Todos los días debemos tener por lo menos unos quince minutos de trato personal con nuestro Ángel Custodio.
Es por eso que hoy, martes 7 de julio de 2009, comienzo a publicar estos sencillos textos que tratarán de ser una ayuda en la conversación que mantendremos con nuestro Ángel Custodio esos quince minutos diarios.
Con esta práctica nos acostumbraremos a hablar con nuestro Ángel de la Guarda y con el paso del tiempo nuestro hablar con él se hará muy frecuente y lleno de confianza.
¡Ojalá estos textos den sus frutos y que cada vez confiemos más en nuestro Ángel Custodio que Dios ha puesto a nuestro lado para protección y ayuda!
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