Actualizado el sábado 16/MAR/24

Vivir el Evangelio

Amor al Señor. 

Si decimos que amamos a Jesús, entonces tenemos que esforzarnos por vivir sus enseñanzas, que nos ha dejado en el Evangelio, puesto que Él mismo dice que quien guarda sus palabras, ése es el que lo ama. Así que si decimos amar al Señor, pero no cumplimos sus mandamientos, entonces no estamos amando a Cristo.

Y para cumplir y vivir las enseñanzas del Evangelio, tenemos que leer frecuentemente el Evangelio y meditarlo, sacando las enseñanzas para aplicarlas a nuestra vida cotidiana. Porque cuando Jesús hablaba, no lo hacía sólo para ese tiempo y lugar, sino que era para todos los tiempos y lugares, pues Cristo es Dios y sus enseñanzas son divinas y para todos los hombres.

Algunos, o muchos, creen que las enseñanzas de Jesús son obsoletas en nuestros tiempos. Ésta es una astucia del Maligno, que los quiere llevar por el camino del error y del pecado.

El Evangelio tiene riquezas infinitas, que debemos ir tratando de desenterrar de sus minas de metal precioso, porque el Señor nos ha dado a entender, especialmente con el uso frecuente de parábolas, que el que se esfuerce en comprender cada enseñanza, encontrará un tesoro inagotable y hallará la vida.

“Vengan y lo verán”, les dijo Jesús a sus primeros discípulos. Es decir, que debemos experimentar y “meternos” en el Evangelio para sacarle el jugo de vida que tiene para cada uno de nosotros.

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Todos los males individuales, familiares, nacionales y mundiales, vienen de no practicar lo que dice el Santo Evangelio.

Ya lo dice Jesús mismo, que el hombre que escucha sus palabras pero no las practica, se parece a uno que edificó su casa sobre arena, y que al soplar los vientos, desbordarse los ríos y embestir contra la casa, ésta se desmorona y queda una gran ruina.

Pues así sucederá con aquel que oiga o lea el Evangelio, pero que no se esfuerce en practicarlo. Se encontrará que al final de su vida, su casa, es decir, su alma, estará en ruinas. Y ya sabemos para qué son buenas las ruinas, para demolerlas del todo porque no sirven para nada. Y así será para nuestra alma, que será desechada para siempre en el Infierno.

Obrar de acuerdo al Evangelio, es lo que nos hará felices en el Cielo y ya desde esta vida, porque no hay nadie que sea más feliz que aquél a quien su conciencia no le reprocha nada.

Y por otro lado, quien no actúe de acuerdo al Evangelio, será infeliz para siempre en el Infierno, y su infelicidad ya comenzará desde esta vida terrena.

Por eso en esta sección, creada el 11 de Septiembre de 2011, iremos exponiendo las enseñanzas del Evangelio y el modo de llevarlas a la práctica en nuestra vida cotidiana, para hacerlas carne en nosotros y así edificar la casa sobre roca.