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Apreciar el sufrimiento

Este mundo materialista en que vivimos nos ha llevado al rechazo del sufrimiento, siendo que es a través del sufrimiento como se salvan almas.

Si el Señor ha querido salvarnos por medio del sufrimiento, y nos ha dicho que para seguirle debemos ir por el camino de la cruz, entonces nos damos cuenta que es una gran tentación el huir de la cruz, del sufrimiento.

Quien no quiere sufrir corre el riesgo de autoeliminarse del Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia.

Hay que saber que todo lo que un miembro de la humanidad hace de bueno o de malo, no queda indiferente, sino que repercute en bien o en mal de toda la sociedad. No en vano se dice que el pecado es la causa de todos los males y desgracias. Ahora bien, nunca se es mejor y más cristiano que cuando se sufre, culpable o inocente, porque el padecer es reparación por el pecado.

Siendo esto así, nos damos cuenta en la gran tentación que ha caído el mundo y la Iglesia, incluidos sacerdotes y religiosos, que escapan del sufrimiento, cuando es a través del sufrimiento que se obtienen gracias para los hermanos.

Entonces si queremos una Cristiandad hoy, tenemos que revalorar el sufrimiento, y aceptarlo no sólo con resignación, sino como un tesoro con el que se nos permite pagar nuestras deudas contraídas con la Justicia divina y con los hermanos, y obtener innumerables gracias para todos los hombres.

Esto bien lo supieron ver los Santos, que deseaban "padecer y no morir" como decía Santa Teresa.

Está bien que no somos tan santos como para pedir a Dios sufrimientos, pero al menos podemos aceptar con resignación los que nos vengan solitos cuando cumplimos nuestro deber. Porque hay que saber que basta que queramos tan sólo cumplir bien nuestro deber de estado, para que los sufrimientos broten por doquier.

Es difícil sufrir y a todos nos cuesta, pero el sufrir pasa, y el haber sufrido no pasará jamás, como ha dicho Santa Teresita.

Si Cristo, que es la Cabeza de la Iglesia, de su Cuerpo Místico, ha sufrido, ¿cómo es que nosotros, sus miembros, no queremos sufrir? ¿Acaso no sabemos que tenemos que completar lo que falta a la Pasión del Señor con nuestro macito de dolor?

Hay que bendecir el sufrimiento en este mundo, porque en el más allá se multiplica por mil, no sólo en intensidad sino también en extensión en el tiempo.

Cristo ha triunfado por medio de la Cruz, y la Iglesia, a quien le está prometido un gran triunfo en el mundo, triunfará también por la cruz.

El materialismo, encarnación de Satanás, nos quiere borrar de la mente esta verdad, y nos hace huir del sufrimiento a toda costa. ¿No vemos acaso en las propagandas de sectas o "parapsicólogos" el conocido: "¡Pare de sufrir!"?

Está bien buscar alivio al sufrimiento y aliviar a otros por medio de la oración y los exorcismos, pues muchas personas hoy sufren por causa de los demonios. Pero quienes quieran hacer realmente bien a las almas y vencer al diablo, deberán empuñar el arma de la cruz, y aceptar y ofrecer todo su padecer, ya que es así como se salvan almas.

 

 

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