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Caballeros de la Purísima

 

Este grupo se crea el sábado 21 de febrero de 2009, víspera de la Cátedra de San Pedro, y pueden integrarlo todos los varones que estén consagrados a la Virgen María, tratando de vivir dicha consagración y teniendo a María como a nuestra Dama, por la que debemos emprender grandes y heroicas obras.

Basaremos nuestra vida en el siguiente mensaje dado por la Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano:

1 de noviembre de 1973

(...)

"A mis fieles, adheridos a mi Movimiento, les pido:

Que se consagren de manera especial a mi Corazón Inmaculado, no cuidándose de formalidades externas o jurídicas, sino sólo de darse totalmente a Mí, para que Yo pueda disponer libremente de su existencia y ordenar toda su vida según mis designios.

Deben dejarse guiar por Mí, como niños. Deben volver a orar más, a amar más a Jesús, a adorarlo más en su Misterio Eucarístico, para que sea el Sol que ilumine toda su vida. ¡Qué alegría y qué don de amor comunicará Jesús en la Eucaristía a esos fieles a Mí consagrados!

Recen cada día el Santo Rosario para que se apresure mi gran retorno.

Que sean fieles al Papa y a la Iglesia a Él unida, con la total obediencia a sus mandatos, previniendo y secundando sus deseos, propagando sus enseñanzas, defendiéndolo de todo ataque, dispuestos a combatir hasta la efusión de sangre, para estar siempre unidos a Él y ser fieles al Evangelio.

Vendrá pronto un tiempo en el que sólo el que esté con el Papa logrará permanecer en la fe de mi Hijo y salvarse de la gran apostasía que se habrá esparcido por doquier.

Que observen los Mandamientos de Dios y practiquen cuanto mi Hijo Jesús ha enseñado para ser sus verdaderos seguidores. Así servirán a todos de buen ejemplo.

Deben serlo especialmente con un austero modo de vivir, con la repulsa de una moda cada vez más provocativa y obscena, combatiendo de todas las maneras la difusión de revistas y espectáculos inmorales y este continuo desbordamiento de un mar de fango que todo lo inunda.

Sirvan de buen ejemplo a todos por su pureza, por su sobriedad, por su modestia. Huyan de todos aquellos lugares donde se profana el carácter sagrado de su persona. Formen en torno a mis Sacerdotes, mi tropa fiel, mi gran “Ejército Blanco”.

Por medio de ellos volverá mi Luz en medio de las grandes tinieblas y mi candor inmaculado en medio de tanta corrupción de muerte.

Estos mis fieles hijos serán llamados y formados por Mí para esta gran misión: preparar este mundo a la gran purificación que le espera, para que pueda finalmente nacer un nuevo mundo, totalmente renovado por la luz y por el amor de mi Hijo Jesús, que reinará sobre todas las cosas.”


He aquí la oración para consagrarse al Corazón Inmaculado de María:

Virgen de Fátima, Madre de Misericordia, Reina del Cielo y de la Tierra, refugio de los pecadores, nosotros, adhiriéndonos al Movimiento Mariano, nos consagramos de un modo especialísimo a Tu Corazón Inmaculado.

Con este acto de consagración queremos vivir Contigo y por medio de Ti, todos los compromisos asumidos con nuestra consagración bautismal; nos comprometemos a realizar en nosotros aquella conversión interior, tan requerida por el Evangelio, que nos libre de todo apego a nosotros mismos y a los fáciles compromisos con el mundo, para estar, como Tú,  sólo disponibles para hacer siempre la Voluntad del Padre.

Y mientras queremos confiarte, Madre dulcísima y misericordiosa, nuestra existencia y vocación cristiana, para que Tú dispongas de ellas para Tus designios de salvación en esta hora decisiva que pesa sobre el mundo, nos comprometemos a vivirla según Tus deseos, en particular por lo que se refiere a un renovado espíritu de oración y de penitencia, a la participación fervorosa en la celebración de la Eucaristía y al apostolado, al rezo diario del Santo Rosario y a un austero modo de vida, conforme al Evangelio, que sea un buen ejemplo para todos en la observancia de la Ley de Dios, en el ejercicio de las virtudes cristianas, especialmente de la pureza.

Te prometemos también estar unidos al Santo Padre, a la Jerarquía y a nuestros Sacerdotes, para oponer así una barrera al proceso de contestación al Magisterio, que amenaza los fundamentos mismos de la Iglesia.

Bajo Tu protección queremos también ser los apóstoles de esta hoy tan necesaria unidad de oración y de amor al Papa sobre el cual invocamos de Ti una especial protección.

Finalmente, te prometemos llevar a las almas con las cuales entremos en contacto, en cuanto nos sea posible, a una renovada devoción hacia Ti.

Conscientes de que el ateísmo ha hecho naufragar en la fe a un gran número de fieles, de que la desacralización ha entrado en el Templo Santo de Dios, de que el mal y el pecado se propagan cada vez más en el mundo, nos atrevemos a levantar, confiados, los ojos a Ti, Madre de Jesús y Madre nuestra misericordiosa y poderosa, y también hoy, invocar y esperar de Ti la salvación para todos tus hijos. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! 

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