PORTADA
Jesús habla de la oración
María habla de la oración
Los Santos hablan de la oración
Los Papas hablan de la oración
Cómo rezar
Cuándo rezar
Para qué rezar
Por quién rezar
Dónde rezar
A quién rezar
Qué rezar
 
 
 
 
 
 
 

PortadaMaría habla de la oración

La oración nos acerca al Señor.

 

21-3-84                   89

 

Os pido oración porque orando estáis cerca del Señor. Dejad que El llene vuestra vida y estaréis a salvo para siempre. Amén.

(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás)

 

Comentario:

 

El Señor está cerca de nosotros, pero muchas veces nosotros somos los que nos alejamos de Él. Por eso debemos rezar mucho, puesto que la oración hace que nos acerquemos a Dios, y Él puede ayudarnos a sobrellevar las cargas de cada día.

Dios tiene preparadas muchas gracias, desde toda eternidad, para dárnoslas. Sólo falta que se las pidamos en la oración, porque si no se las pedimos rezando, entonces Él no las concederá, y así perderemos un cúmulo enorme de dones preciosos que estaban destinados para nosotros, y que por nuestra pereza o desidia, no supimos obtener por no haber orado.

Estar cerca del Señor quiere decir protección contra todo mal y toda adversidad. Los hombres somos débiles y necesitamos estar al amparo de las alas del Señor. Si la oración, como nos dice la Virgen, nos acerca a Dios, entonces deberíamos rezar mucho para estar lo más cerca posible de Él, y que así el Maligno no tenga forma de alcanzarnos con su maldad.

Ya lo ha dicho San Alfonso María de Ligorio: “El que reza se salva y el que no reza se condena”, y es una gran verdad.

No dejemos por nada del mundo la oración, y así viviremos siempre en la presencia de Dios y junto a Él, protegidos de todo mal.

 

La oración fortalece.

 

25-3-84                                                                                                         95

 

Hijos míos: No estéis temerosos. Si os comportáis como lo estáis haciendo ya estáis en comunión con el Señor. Orad que os fortalece y tened seguridad que sois escuchados. El Sagrado Corazón de Jesús os bendice.

Amén. Amén.

Como Madre vuestra os pido: Aumentad vuestra fe en el Señor. Amén.

 (Mensaje de María del Rosario de San Nicolás)

 

Comentario:

 

Como bien lo ha dicho el Señor en el Evangelio, cuando oramos debemos creer en el fondo de nuestro corazón que ya hemos obtenido lo que pedimos, y entonces lo obtendremos. Y aquí la Virgen nos dice que tengamos la seguridad de que somos escuchados por el Señor cuando oramos. Son las mismas palabras de Jesús, que nos dice también su Madre, porque Ella no puede decirnos cosas distintas de las que nos dice Jesús.

Hay que tener bien en cuenta que la oración no cambia a Dios, sino que nos cambia a nosotros, porque a través de la oración es que se reciben toda clase de gracias, no sólo espirituales sino también materiales, cuando esto no es obstáculo para la salvación.

Por eso no debemos dejar la oración, puesto que si ella nos fortalece, tenemos que echar mano de ella ya que somos débiles y pecadores.

Hagamos caso a María, que como Madre amorosa nos da sus consejos que, si seguimos al pie de la letra, seremos felices no sólo en el mundo venidero, sino también en esta vida, porque quien reza tiene el amparo de Dios, y no le puede suceder nada realmente malo.

 

Protegidos.

 

17-4-84                                                                                                         112

 

A vosotros los que estáis extraviados os digo sólo creed en el Señor. Creyendo y orando estaréis a salvo de cualquier tentación, la fe y la oración son armas poderosas que pone Jesús al alcance vuestro, no debéis hacer nada que no sea bien visto a los ojos del Señor.

Gloria al Altísimo.

(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás)

 

Comentario:

 

La oración protege al alma de las tentaciones, y si bien en este mundo los hombres no podemos estar sin tentaciones, también es cierto que ellas se vencen fácilmente si rezamos, porque a través de la oración se despuntan las armas del Maligno, y las concupiscencias se apaciguan y el mundo pierde sus aguijones.

No somos capaces de abarcar con la mente todo lo que recibimos a través de la oración. Recemos y veremos grandes milagros en nuestras vidas, en las vidas de los que amamos, y en el mundo entero.

Dios hace depender la suerte de muchas almas y hasta de toda la humanidad, de nuestra oración, porque la oración es todopoderosa y tiene poder sobre el Corazón de Dios, y mucho más poder tiene si la hacemos en unión con María Santísima, que es la Omnipotencia Suplicante.

Estamos en medio de un gran combate contra las fuerzas del mal, y sólo quienes crean y oren, se salvarán del torrente arrollador de ateísmo y maldad que invade el mundo.

Tratemos de ponernos a salvo con la oración, porque ella nos salvará y nos dará la victoria contra todos nuestros enemigos, visibles e invisibles.

 

Acción de gracias.

 

25-4-84                                                                                                         119

 

En todo este tiempo estoy habitando en medio de vosotros.

La Gloria del Señor aparecerá cuando menos lo esperéis.

Debéis orar al Señor por lo que os ha sido dado hasta ahora. Amén. Amén.

 (Mensaje de María del Rosario de San Nicolás)

 

Comentario:

 

La Virgen con este mensaje nos enseña que no sólo debemos pedir en la oración, sino también agradecer por todos los bienes recibidos, tanto espirituales como materiales, porque todo es don de Dios, que da lo necesario a sus hijos, e incluso siempre da más de lo que merecemos en estricta justicia.

La mayor acción de gracias que podemos hacer a Dios es la celebración de la Santa Misa, que es la Acción de Gracias por excelencia, es decir, es la oración más potente ante Dios.

Entonces, además de las oraciones que recitamos siempre, entre las cuales debemos incluir preferentemente el Santo Rosario, también hagamos celebrar Santas Misas, agradeciendo a Dios los dones recibidos, pues el agradecer a Dios no le aumenta nada al Señor, sino que nos predispone a nosotros a recibir otros dones mayores de Dios, y así ser instrumentos de paz y de amor entre los hermanos, distribuyendo las gracias que la Providencia divina nos concede.

No nos cansemos nunca de pedir; pero tampoco nos olvidemos de dar gracias a Dios por todo lo concedido hasta el presente.

Suscríbase para recibir estos mensajes en su correo electrónico - CLIC AQUÍ